por 
Los cielos sufren del alma
y en las noches se desvelan
entre azules desvaríos
por dolor que no los deja
respirar como se debe
en los pueblos de la tierra
mientras los demás se callan.
El glamur de rosas rojas
cubren frentes azoradas
para agradar a los hombres
que en un sueño se desgranan
y desangran de sus venas
por defenderse ante malos
hombres ciegos y asesinos
que no hacen bien a la tierra.
Las desgracias nos enredan
Y hasta el fondo de los ríos
se sepultan las caricias
de gentes buenas y nobles,
y en los campos más floridos
hay canciones que nos tiran
mil pesares en la cara
por haber en este mundo
mil personas sin consciencia.
En el mar se ven los miedos
en la arena de sus playas
con un montón de zafiros
furiosos y escurridos
más azules que las aguas
bajo un sol que nos abraza
que nos quema las entrañas
dando agravio a los sentidos
de la gente que si ama.
Cuando vemos que se apagan
los sentidos humillados
con acciones ventajosas
lloran todos con la lluvia
que no moja, ni nos baña
ni hace bien sentir su aroma
porque viene destrozada.
No hay manera de sentirse
como seres bien amados
pues tan solo hay traiciones
a humanos inocentes
las heridas son muy grandes
en el pecho y en la frente
bien cansados de mirarse
entre el odio y las mentiras.
Hay gobiernos de la tierra
que destruyen con las armas
anunciando para el mundo
que la paz han defendido
acallando las palabras
y la libertad ganada
con lágrimas y con sangre
en las plazas derramadas.
Como se oye en las noticias
al parecer no hay culpables
solo seres anormales
que no saben lo que hacen
y aniquilan los cerebros
con veneno que les sale
del fondo de corazones
que solo latir saben.
Y los cielos no se dejan
anunciar por los rincones
vislumbrar por las ventanas
solo lluvia de zarpazos
que lesionan y alteran
con pasión de odio y guerra
sin piedad de los andantes
solicitando justicia.
No es preciso que se hagan
ni unos dioses de novela
ni héroes de los problemas
dennos solo las razones
para quedarnos callados
con comida y trabajo
y paz que somos humanos
que nos duele la tristeza
de ver un pueblo caído
ante hombres que no piensan.
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