por La noche se estrangula
en los hangares solitarios
de un espacio, que se entreteje
entre destinos opacos
y laberintos azules,
sobrecargados de pesadumbres.
El aire es un sicario
que llega cual ladrón
a crucificar los silencios matinales.
Un compló entre el cosmos y el universo
que siendo uno,
se ataca a sí mismo,
combatiéndose hasta el exterminio.
No hay lógica, y si alguna vez la hubo
es asunto del pasado
que no le incumbe al presente.
Pero afuera, llueven meteoros
de autismo y abandono
y los que no vivimos ya,
en vano esperamos redención alguna
antes el Apocalipsis
huérfano y vástago de las oscuras ideas
privadas de toda luz capas
de alumbrar el extinto raciocinio.
en los hangares solitarios
de un espacio, que se entreteje
entre destinos opacos
y laberintos azules,
sobrecargados de pesadumbres.
El aire es un sicario
que llega cual ladrón
a crucificar los silencios matinales.
Un compló entre el cosmos y el universo
que siendo uno,
se ataca a sí mismo,
combatiéndose hasta el exterminio.
No hay lógica, y si alguna vez la hubo
es asunto del pasado
que no le incumbe al presente.
Pero afuera, llueven meteoros
de autismo y abandono
y los que no vivimos ya,
en vano esperamos redención alguna
antes el Apocalipsis
huérfano y vástago de las oscuras ideas
privadas de toda luz capas
de alumbrar el extinto raciocinio.
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